Leernos, es leerte

martes, 18 de diciembre de 2007

Demasiado pequeño para su historia


Demasiado pequeño para su historia
By Chebing

A todos nos gusta escuchar música, a algunos más que a otros, pero no hay quien no disfrute de una buena canción. Los más interesados en esta forma de expresión, aquellos que no hay día que no escuchen la radio, el mp3, o simplemente un par de temas de sus artistas favoritos, además suelen asistir a los recitales de sus bandas preferidas y, dependiendo de la banda y la persona, están dispuestos a hacer un mayor esfuerzo para asistir a ese encuentro musical tan esperado.

Lo ideal para los fanáticos es que sus ídolos toquen lo más seguido posible y a un precio y ubicación accesibles para su bolsillo y oportunidades, sin embargo, tendríamos que dejar de pensar un poco en nosotros y mirar más allá de nuestras narices, y reconocer que hay bandas que merecen tocar pocas veces al año en mega recitales.

Está bien, es más probable que asistamos a un recital por $10 a dos cuadras de nuestra casa que pagar $100 para ir a River 10 horas antes a hacer la fila y después estar apretado con todas las demás personas que asisten para ir a ver el mismo espectáculo. Pero tenemos que reconocer que ir a un recital en River a ver una banda que toca una vez por año y estar con 50 mil personas más, cansado, con los pies doliendo de estar haciendo la fila, sin nada de dinero por lo que costó sacar la entrada y que, de repente, las luces se apaguen, la ansiedad se disparé, los corazones palpiten al mismo ritmo y la garganta se seque de los gritos de euforia, hace que el esfuerzo valga la pena. Es la magia de esos recitales, recitales que solamente los pueden dar las grandes bandas, aquellas que despiertan amor y odio, que inspiran, que son cantadas hasta por el menos conocedor del do re mi fa so la si, que tienen canciones veneradas, que traspasan los limites del tiempo y rayan en la locura de sus fanáticos.

No hay sensación como estar en un recital y pedir que toquen un tema en particular, hacerle promesas a todos los dioses habidos y por haber, desearlo con todo el corazón, y que de pronto, las melodías tan esperadas empiecen a sonar, que todo lo que hicimos para estar ahí parezca nada comparado con la satisfacción de escuchar esos temas en vivo, en persona, compartiendo con miles de espectadores un momento único en la historia de la música, pero por sobre todas las cosas, un momento único en nuestra vida.

Luego viene el final, el reconocimiento a la banda, a los músicos, a las canciones, a los fanáticos, a la pasión, a las ganas, a un pronto reencuentro. Termina el recital, todos salen impactados por lo que acaban de presenciar, no lo pueden creer, fue el mejor recital de sus vidas y no pueden esperar a que la banda regrese, ya quieren más.

Meses después, quizás años, se enteran que su banda vuelve a tocar y ellos saben que deben estar allí, el circulo ha comenzado una vez más.

Sin embargo, hay veces que los músicos, por diferentes razones, no quieren llevar a cabo este ritual sagrado, y terminan tocando en todos los lugares que pueden, haciendo la mayor cantidad de presentaciones posibles, lo cual deriva en ver a monstruos de la música tocando en cajas de zapatos, en ratoneras, en lugares demasiado pequeños para su historia. Cuando una banda llega a un cierto nivel de popularidad, llega a la fama, y tiene 40 años de historia, solo le queda avanzar, nunca retroceder.

“Fue un excelente recital, pero están para más que para esto. Gracias por todo"

2 comentarios:

sol ..* dijo...

LAmento discentir con usted señor Mainero..
Sé que soy egoísta, pero a mí no me gustan los recitales grandes, sino todo lo contrario. Lo mismo las banas, cuando agarran fama empiezan a generarme un sentimiento parecido al repudio.. Amo los pequeñoso recitales, exclusivos, la cercanía con la banda, saber que quienes están al lado tuyo sienten lo mismo que vos, y no que cayeron ahí porque está de moda. Y como detalle, el precio: los pequeños recitales solían ser accesibles, uno podía ir a un par en el mismo mes.. Cuando la banda empieza a crecer, se hac emás difícil verlos.
Para mí, la euforia no viene con la magnitud.. sino todo lo contrario.

x Noelia x dijo...

che, sol tiene un muy buen punto.

pero hay que tener en cuenta tmb que estar con la locura de un supermega recital tendra lo suyo
cuesiton de gustos?